LENGUA KURDA – HIZKUNTZA KURDUA

 

El idioma kurdo (Kurdí, كوردی, Kurdî, Кöрди) pertenece a la familia de lenguas indoeuropeas. Los dialectos kurdos son a su vez ramas de la subdivisión del noroeste de la lengua indo-iraní, siendo esta la familia de lenguas más grande del mundo.

La lengua kurda es independiente, con su propio desarrollo histórico contínuo y un sistema gramatical y vocabulario rico y vivo. La lengua kurda deriva de la antigua lengua «media» o «protokurdo». Cerca de 30 millones de personas que habitan las tierras altas de Oriente Medio, Kurdistán, hablan los diferentes dialectos del kurdo.

Los dialectos kurdos se dividen en tres grandes grupos primarios: 1) el grupo de dialectos kurdos del norte también denominados Kurmanji y Badinaní, 2) el grupo de dialectos kurdos centrales también llamado Soraní y 3) el grupo de dialectos del sur denominado grupo Pehlewani o «Pahlawanik» según diversas fuentes. Las otras dos ramas principales de la lengua kurda son el grupo Dimilí o «Zaza» y el grupo Hewramí también llamado Goraní según algunas fuentes. A su vez estos grupos se dividen en decenas de dialectos y sub-dialectos.

Árbol genealógico de las lenguas kurdas. Fuente KAL

Según algunas fuentes lingüísticas, la rama sudoeste iraní de lenguas indo-iraníes del grupo Lurrí o Luri, ha sido clasificada como un subgrupo de lengua kurda. Aunque el Lurí contiene una gran cantidad de palabras kurdas, todavía existen preguntas sin respuesta con respecto a la relación entre el Luri y el resto de lenguas kurdas. No existe una nomenclatura estándar  para las divisiones de los dialectos kurdos, ni en las obras de especialistas occidentales ni en las de los propios lingüistas kurdos. Todos los designaciones nativas para el idioma local y los dialectos se basan en la forma en que un grupo percibe la lengua hablada de otro grupo. Dimilia y su lengua vernácula, Dimilí, son designados como Zaza por los hablantes de Badinaní en referencia a la preponderancia del sonido Z en su idioma (Nikitin, 1926). Los dimila se refieren al dialecto de Badinaní y sus hablantes como Xerewere. Los Gonanis se refieren a los Soranís como Kurkure y Wawa. Los hablantes de Soraní a su vez llaman a los Goranis y su lengua vernácula Goraní, Mecú Mecú y a los hablantes de Badinaní se refieren como Ji Babu.

 

Algunos nombres alternativos para los diferentes dialectos en lengua kurda

HISTORIA DE LA LENGUA KURDA

Según los estudios basados en la filología e historia kurdas, libres de prejuicios, el pueblo kurdo constituye un grupo étnico muy antiguo. Los kurdos habitan desde hace miles de años, incluso más de lo que la documentación escrita refleja, una tierra que ha sido descrita como la «cuna de la civilización humana». En las tierras que habitan los kurdos y sus territorios circundantes existieron numerosas civilizaciones avanzadas como las de Mesopotamia, hititas, hurritas, karduchi, mittanis, partos y safánidas. Paralelamente, la mayoría de las religiones de la antigüedad estaban localizadas en la tierra de los kurdos, así como el mitraísmo (culto al sol), el mazdaísmo o zoroastrismo, judaísmo, cristianismo, maniqueísmo e Islam. En la actualidad podemos encontrar diversos grupos religiosos en un número importante de comunidades religiosas kurdo-sincréticas como los Yezidi, Kayaki (Yarsaníes o Ali-Haaw), Alevíes, Shabak, Sarayi, Bajwan, Haqqa, etc; todos ellos dan testimonio del rico patrimonio cultural kurdo.

Los kurdos han desempeñado un papel notable en la historia de Oriente Medio, tanto antes como después del auge del Islam en el siglo VII. Tras las islamificación parcial de los kurdos, los kurdos conversos participaron en la fundación de las dinastías árabes, persas y turcas con un grado de desinterés considerable. Citaremos algunos ejemplos como la fundación de la dinastía Abbasida por el revolucionario kurdo Abu Muslim Khorasani en el año 750 d.C., Saladino (1137-1193) y su revocación de la conquista de Palestina por los cruzados en el siglo XII; la fundación de la dinastía Safavida a principios del siglo XVI por Ismail Shah Safi, hijo del kurdo Sheikh Safi, líder de una orden de derviches, y por último, pero no menos importante, en la fundación del Imperio Otomano, apoyado por la mayoría de los principados kurdos, uniéndose formalmente a la dinastía otomana en 1515 tras la batalla de Chaldiran, en la que los otomanos, con la Node los kurdos, derrotaron a los persas. Ese fue el comienzo del Imperio otomano. Pero no todo fueron logros políticos y militares, también está documentada una sobresaliente contribución de académicos y artistas kurdos que enriquecieron la cultura árabe, persa y turca. Además contribuyeron en gran manera a enriquecer el Islam, así encontramos que de las cuatro personas designadas por el famoso erudito musulmán Ghazzali como «pilares de la cultura islámica», tres son kurdas.

El hecho de que los kurdos durante siglos no concentraran sus esfuerzos en la creación de su propio estado o el cultivo de su propia lengua y cultura, llamó la atención a los extranjeros. El cronista turco-otomano Shamsaddin Sami escribió en el siglo pasado en su léxico «Qamus El-Aalam»:

Todos los kurdos cultos se ocuparon de la lengua persa y árabe, ignorando su propia lengua.

Solo un ejemplo: el erudito musulmán kurdo Sheikh Marifi Node Barzinji (1733-1838) fue autor de más de 46 obras escritas en idioma árabe y persa. Dichos trabajos eran sobre jurisprudencia, ética, teología, astronomía, filología y literatura. Barzinji vivió hasta los 85 años y escribió solamente un libro en lengua kurda, un pequeño glosario árabe kurdo de unas cien palabras. En la introducción a dicho trabajo, Barzinji describe su propósito: «para que mi hijo Ahmad pueda aprender vocabulario árabe con mayor facilidad, por eso he nombrado al libro Ahmadia». 

Es interesante subrayar que dentro de aquellos principados kurdos que estaban gobernados por dinastías kurdas independientes como la dinastía Hasnavi (fundada en 959), y Dostaki (990-1096), etc, no se utilizaba la lengua kurda como lengua escrita oficial. Sin embargo seguía siendo la lengua vernácula entre sus gentes y gobernantes. Dicho descuido causaron repercusiones negativas para los kurdos, que aún hoy se pueden sentir. No está del todo claro por que los kurdos cultos invirtieron su capital intelectual en el terreno ajeno, por así decirlo.

No obstante sobre el origen de la lengua y cultura kurdas ha habido múltiples interpretaciones al margen de las investigaciones científicas y antropológicas, desde descripciones fantasmagóricas hasta la desacreditación de las teorías sobre la lengua kurda. Durante más de mil años, los historiadores árabes como El Masudi (fallecido en el año 957) y Ibn-Hawqal (fallecido en torno a 977) afirmaron que los kurdos eran descendientes de los espíritus. El poeta persa Firdosi (932?-1020) consideraba a los kurdos en su poema épico «Shahname» (El libro del Rey) como descendientes de aquellos jóvenes que fueron salvados de ser decapitados por el tirano Zohak (Ajdahak) y que lograron huir a las montañas. Khoja Saddadin (1537-1599), el Muftí turco del Imperio Otomano escribió en su libro ‘Taj ül-Tawarikh’ (La Corona de las Historias): «Dios ha decretado que los kurdos no pueden encontrar un estado porque, una vez, un hombre muy feo y aterrador visitó al profeta Mohammed. El profeta se asustó y le preguntó al hombre de donde venía. El invitado respondió amistosa y respetuosamente que él era un kurdo. El profeta levantó la cabeza hacia el cielo y dijo: «Tú, Dios, no debes permitir que los kurdos se unan; su unificación causaría la destrucción del mundo». (Khuja Sadaddin: Taj ül-Tawarikh (The Crown of the History). Istanbul, 1279/80 h. (1862/3), p. 26, c.f. also: Salnama-i Vilayat-i Djyarbekir (Yearbook of the Province of Diyarbekir) – in Turkish-Osmanian – 1301 h. (1884), p. 138).

El menosprecio a la identidad e idioma kurdos se refleja en el siguiente dicho popular (traducido del persa): «El árabe es el alfa y el omega, el persa es tan dulce como el azúcar, el turco es una obra de arte y el kurdo es un pedo de burro».

El abandono de la lengua kurda por parte de los intelectuales kurdos ha sido un hecho y también lo es la abundancia de mitos y leyendas generadas sobre el tema. Un ejemplo más: El fundador de la religión Baka’i, Bahaullah (1817-1892) quien vivió dos años en Kurdistán con una identidad falsa (Dervesh Mohammed» llamó a la lengua kurda «la lengua de Adán». Afirmando que Adan hablaba kurdo porque, en su opinión, el kurdo no poseía gramática.

Si rastreamos  la lengua kurda desde la tradición oral hasta el leguaje escrito, el movimiento de los ejércitos árabes bajo la bandera del Islam poco después de la muerte de Mohammed, cuyo objetivo era derrocar a los imperios sasánidas y bizantino, colocó a los kurdos que vivían en estos territorios en el centro de la arena bélica. La resistencia de los kurdos contra la nueva religión duró siglos, pero poco a poco la mayoría de los kurdos fueron islamizados. Como ya hemos mencionado, en esa época la lengua y cultura kurdas habían sido descuidadas por los intelectuales, tanto es así que el gran poeta y filósofo kurdo Ahmadi Khanie (1650-1706) quien escribió hace 300 años su novela «Mem u Zin», criticó a los kurdos cultos, quejándose amargamente de su estado de «orfandad» y de que la lengua kurda descuidada se había tornado en «cobriza», en comparación con el «oro» del lenguaje reinante. Aquellos kurdos que no aceptaron el Islam, en cambio tenían una visión diferente de su lengua y cultura kurdas. Es digno de mencionar el siguiente hecho: los gobernantes árabes islámicos que ocuparon el Kurdistán y reconocieron al Zoroastrismo como una ‘religión del libro’ por poco tiempo, se unieron contra esta fe mazdeista calificándola de herejía. Aquellos kurdos que se mantuvieron fieles a sus antiguas ideas religiosas fueron obligados a pasar a la clandestinidad y tuvieron que practicar sus creencias en secreto.

Para entonces surgieron en Kurdistán las religiones kurdo-sincréticas antes mencionadas (Yezidi, Yarsani, etc). Los kurdos islámicos adoptaron el árabe como su idioma de culto mientras continuaban usando el kurdo en su vida diaria como el principal medio de comunicación social. Los kurdos no islamizados, que practicaban sus diferentes creencias,  todavía se aferraban al idioma kurdo gracias a su sistema de creencias. En cuanto al establecimiento de una guía escrita, los Yezidíes desarrollaron su propia guía secreta en la que escribieron sus libros sagrados, el «Jalwa» (Revelación) y el «Mahaf-Rash» (Libro Negro).

Otras comunidades religiosas como los Yarsaníes, por ejemplo, utilizan la escritura árabe en su forma persa cuando transcriben sus salmos religiosos en lengua kurda. Los kurdos no islámicos también tuvieron éxito al encontrar una base para conectar dogmáticamente sus orígenes, la lengua y su país. Para ilustrarlo, en la mitología yezidí, hombres y mujeres fueron creados a partir de la simiente de Adán, un ser humano andrógino (masculino y femenino a la vez), mientras que todos los demás pueblos son el producto de la unión entre Adán y Eva. (Theodor Menzel: ‘Yazidi’ in the Handwörterbuch des Islam, Leiden, 1941, S.808).

Imagen relacionadaEl puelo de ‘Lalish’, situado en la cima de una colina del mismo nombre (en el distrito de Shekhan, en el centro de Kurdistán) es sagrado para los Yezidíes porque creen que esta montaña fue la primera morada de Dios. Según la mitología Yezidí, Dios visitaba a su comunidad religiosa una vez al año, durante la primavera, coincidiendo con la fiesta del Año Nuevo «Sarsal» que se celebra el primer miércoles de abril. Según los textos sagrados, Dios los visita para discutir el destino del pueblo para el próximo año, es decir, para dar las nuevas de la tierra y de todo lo que en ella reside, creando incluso un pacto o contrato con ellos y hablando en kurdo. (Carl Brockelmann: Das Neujahrsfest der Jezidis, in der Zeitschrift der Deutschen Morgenländischen Gesellschaft 1901, Bd., 55, S. 388-89).

La comunidad Yarsaní también se ve así misma en una situación similar. Creen que su comunidad religios es la única en posesión del «secreto indecible de Dios». El profeta islámico Mohammed les habría ocultado este secreto, pero el ángel Pir Binyamen, jefe de los «Siete Ángeles» de Yarsan, (una especie de alter ego de Dios) recibió este secreto de parte de Dios mismo y se lo entregó a los devotos de Yarsan en la lengua kurda. (Häji Nématollah Mojrem Mokri: Shah-Nama-ye Haqiqat. Le Livre des Rois de Vérité, publié par Mohammad Mokri, Tome ler, Paris 1988, p. 202, vers 3841). Así se convierte el kurdo en una lengua sagrada. A parte de esto, existen muchas figuras míticas en la esfera religiosa Yarsaní, como Baba-Nawus, Sultan Sahak (ambas encarnaciones del ser divino) y la madre de Dios Dayirak, nacida en el Kurdistán. La madre de Dios, que trajo a Soltan Sahak al mundo a través de la «inmaculada concepción» se identifica con una doncella kurda que pertenece a la tribu Jaf.

Hannelore Küchler quien ha realizado investigaciones sobre la forma en que los kurdos se ven a sí mismos, ha demostrado en su notable análisis realizado para su tesis doctoral en la Universidad Freie de Berlín, que los Yezidíes, Yarsaníes y otras comunidades religiosas similares son «grupos kurdos con un alto grado de egocentrismo. Sostiene que las comunidades dogmáticas mencionadas representan una posible reacción «inconsciente a la hipótesis despectiva sostenida por los pueblos árabes sobre los orígenes de los kurdos, quienes, como ya se mencionó, emplean explicaciones fantasmagóricas, atribuyéndoles a los kurdos y a su lengua el «estatus de segunda clase». (Hannelore Küchler: Öffentliche Meinung. Eine theoretisch-methodolgische Betrachtung und eine exemplarische Untersuchung zum Selbstverständnis der Kurden. Inaugural Dissertation der FU-Berlin, 1978, S. 116-146).

Con la fundación del Islam y su expansión en Kurdistán en el s. VII d.C. causó un punto de inflexión decisivo en la historia kurda. En este momento, las comunidades religiosas sincréticas tomaron la iniciativa por vez primera, ante sus compatriotas musulmanes, para crear un lenguaje escrito a partir de la lengua oral. Debido a que entre los kurdos había numerosas comunidades religiosas sincréticas y ninguna institución unificada, cada comunidad transcribía su tradición religiosa en su propio dialecto y escritura locales. Así se desarrollaron diversas tradiciones escritas. El dialecto goraní jugó un papel esencial en esto. Los textos más antiguos eran salmos Yarsaníes como el «Dawra-i Bahloul» documentados aproximadamente 800 años d.C. (Sadiq Safizade Borakayi: Dawra-i Bahloul, Teheran 1363h. (1984/5). La escritura de los textos religiosos Yarsaníes comenzó alrededor de esa época y continuó hasta el siglo XVI. Estos textos representan libros independientes, de los cuales el más importante se considera «Daftar-i Pirdivari», porque supuestamente fue escrito por el mencionado Sultan Sohak. La mayoría de estos textos están escritos en prosa rimada y están reunidos en un solo libro titulado «Saranjam». La compilación contiene algunos textos en prosa, que informan sobre la historia de la creación y el culto religioso Yarsan. La sección de rimas se denomina «Klam». Los versos deben de ser recitados para establecer melodías. Algunas secciones del «Saranham» han sido publicadas por Sadiq Safi-Zadeh Borakayi, erudito kurdo de Tehran, quien las examinó y tradujo parcialmente al persa.

La religión Yarsaní tuvo, durante muchos siglos, un período de florecimiento en el Kurdistán, principalmente en el principado de Ardalan. Este principado fue fundado en el siglo XIV por Bawa Ardalan. Los territorios de Zardiawa (Karadagh), Khanagin, Kirkuk y Kifri, que ya era tierra natal de los goraníes, pertenecían a dicho principado. La capital del principado fue Sharazour, cuya población habla hoy en día Sorani o Kurdo Medio. Debido a que la religión oficial de este principado era Yarsaní, y que estaba vinculada al dialecto Gorani, se convirtió el idioma oficial de los kurdos en una región bastante extensa en Kurdistán. La religión Yarsaní también jugó un rol social importante. Sus devotos contaban entre los estratos sociales más pobres, por dicho motivo los kurdos que hablan sorani, también usaron este dialecto. Se supone que el Soltan Sahak, dios del Yarsan, mencionado anteriormente, proviene de la ciudad de Barzinja, cuya población habló y habla hoy en día Sorani. A través de las enseñanzas religiosas de Yarsan, el dialecto Goraní se difunció intensamente, especialmente entre los segmentos pobres de la población. Además, muchos intelectuales kurdos que viven fuera de los territorios dialectales del Goraní, adoptaron el Goraní por su lenguaje escrito. Exceptuando los conocidos poemas Rubaiyat del gran poeta sufí Baba Tahiri Hamadami (935-1010) que están escritos en una mezcla de Laki, Luri y Gorani, vemos que el resto de poetas más famosos del Yarsan escribieron únicamente en dialecto goraní. Estos incluyen a Bawa Yadigar (nacido en Sharazour en el siglo VIII), Yal-Bagi Jaff (1493-1554) y Khan Almas Khani Luristani (1662-1728). Los dos últimos son famosos por sus interesantes profecías sobre el futuro de Irán, de Oriente y del mundo. Muchos otros poetas kurdos han escrito en goraní a lo largo de los siglos, como Mala Pareshani Kurd. Fue un musulmán chií que se opuso a las creencias de Yarsan y los Derviches. Otros poetas kurdos sunitas como Saidi Hawrami (1784-1842) y Mala Abdul-Rahimi Mawlawi Tavgozi (1806-1882) también son dignos de mención. Cabe mencionar que los musulmanes sunitas y los derviches kurdos fueron profundamente hostiles a la religión Yarsaní. La existencia de una gran población sunita entre los kurdos, no pudo restar valor al florecimiento del dialecto Goraní. El florecimiento de la literatura en el principado de Ardalan estuvo acompañado por un intenso florecimiento de la música. La música es un elemento esencial en la tradición cultural de la comunidad religiosa Yarsaní. Naturalmente, el renacimiento lingüístico y cultural inducido por el Gorani llenó de orgullo a todos los intelectuales kurdos. Así lo dice el gran poeta kurdo Khanai Qubadi (1700-1759), quien, por cierto, fue un maestro de la lengua y la literatura persas, en un poema sobre la lengua kurda:

Aunque se dice que el Persa es dulce como el azúcar, para mí es aún más dulce el kurdo. Claramente, en este mundo pérfido, todos son más felices con su propia lengua materna.

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