El médico sueco-iraní Abbas Mansouran, que tiene una amplia experiencia con armas químicas, trabaja como voluntario en Rojava. Ha escrito un informe en el que describe el uso de armas químicas por el ejército turco en la región.
El informe de Mansouran indicó lo siguiente:
Vine como voluntario médico de Suecia para ayudar a tratar a los afectados por la guerra en Rojava. El 13 de octubre de 2019 me uní al personal médico en el hospital principal de la ciudad siria de Heseke, para ayudar a los heridos y estar en contacto cercano con los pacientes. En mi tiempo allí, he conocido a muchos pacientes con quemaduras graves que consideraría anormales en función de mis experiencias como fundador y como responsable del comité de control de infecciones adquiridas en el hospital (HAI CC) en el hospital universitario de Shiraz, en el sur de Irán. Mis experiencias se remontan a la primera mitad de la guerra Irán-Irak (1980), incluido el trabajo en la unidad de quemados.
Abbas ha redactado un informe que describe los casos de quemaduras químicas debido al uso de dichas armas por el ejército turco en Rojava:
«Como responsable y fundador del Hospital Universitario de Shiraz, he aprovechado mis experiencias en la guerra entre Irak en la década de 1980 y descubrí que muchos pacientes muestran quemaduras graves anormales. Las quemaduras que he tratado en Rojava son muy diferentes en forma y apariencia que las quemaduras normales. Muestran claramente que se han utilizado armas químicas. Debo señalar que han utilizado en Rojava el fósforo blanco y otras sustancias químicas desconocidas.
Solo el fósforo blanco puede causar tales quemaduras.
Cientos de heridos graves, principalmente niños y otros civiles de Serekaniye, Gire Spi y las aldeas de las ciudades, fueron investigados como resultado de dichos ataques. Acudieron al hospital de Heseke un total de 30 víctimas con quemaduras anormales. Las quemaduras se extendían por la cara, orejas, tórax y otras partes del cuerpo. Estas quemaduras solo pudieron ser causadas por sustancias combustibles como el fósforo blanco. En mi experiencia, las fuerzas armadas turcas han usado armas químicas en áreas habitadas principalmente por población civil.
El fósforo blanco penetra en la ropa y produce quemadura de los tejidos incluso puede llegar hasta los huesos, causando quemaduras muy graves e incluso mortales. El fósforo también arde cuando se limpia todo el cuerpo después de la exposición al oxígeno. El humo del fósforo daña el corazón, el hígado y los riñones. Se inhala, causa lesiones fatales en el tracto respiratorio.
Las víctimas fueron principalmente civiles. Todos declararon que habían sido objetivo de drones armados que arrojaban munición en diferentes puntos y a diferentes horas. Muchos de los heridos también informaron de dos ataques consecutivos con bombas. Las quemaduras son profundas, de diferente tamaño y en diferentes partes del cuerpo. Las víctimas estaban cubiertas por un polvo blanco y las astillas de las bombas causaron diversas heridas de consideración en forma de gota. Muchos de los heridos presentan problemas respiratorios. También se encontraron restos de polvo de carbón en los cuerpos. Al menos seis de los heridos presentan quemaduras oculares graves. El cabello y las cejas no se queman pero presentan quemaduras en el cuero cabelludo y piel de diferente tamaño. No se encontraron restos de objetos extraños en las heridas por quemaduras. La mayoría de los heridos han desarrollado infecciones de bacterias resistentes que agravan su pronóstico. Algunos han perdido brazos y piernas. Otros han perdido la audición. Muchos parecen tener síntomas como víctimas de minas terrestres.
Las Fuerzas Armadas turcas pueden haber usado otro tipo diferente de bombas químicas similares a las bombas explosivas de metal inerte denso (DIME). Estas bombas de aleación de tungsteno consisten en micro metralla de 1-2 mm de metales pesados como cobalto, polvo de tungsteno y níquel en micro fibras. Las características de las lesiones por DIME son muy similares a las municiones de fósforo blanco y a menudo son fatales.
Las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos han estudiado los efectos cancerígenos de las aleaciones de tungsteno de metales pesados (HMTA) (junto con el uranio empobrecido [DU]) desde al menos el año 2000. Se descubrió que estas aleaciones causan transformaciones neoplásicas de las células de osteoblastos humanos.
También se informa que el rabdomiosarcoma, un cáncer de tejido, es causado por las bombas DIME.
En 2009, un grupo de científicos italianos afiliados al grupo de vigilancia del Comité de Investigación de Nuevas Armas (NWRC) declaró que las heridas DIME eran «intratables» porque el tungsteno en polvo que dispensan no se puede eliminar quirúrgicamente.
Debido a la gravedad y las situaciones que amenazan la vida de los heridos y la escasez de atención médica en Rojava, tuvimos que transferir a la mayoría de los heridos a hospitales en el Kurdistán iraquí. Estos pacientes deben ser seguidos por cualquier efecto cancerígeno y otras complicaciones.
Los nombres, fechas y lugares de los ataques, y todas las declaraciones anteriores están documentadas y disponibles a quien las solicite».
Fuente: https://koerdischnieuws.nl
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