Kadir Kunur, el Co-alcalde de la municipalidad de Cizre, ha realizado un llamamiento a la solidaridad, tras el levantamiento del toque de queda, en una declaración realizada a la agencia de prensa kurda, ANF. Tras 80 días ininterrumpidos de toque de queda, que se saldaron con la muerte de 150 personas, que fueron quemadas vivas, en los sótanos donde se encontraban refugiadas del fuego de la artillería, y la demolición intencionada de los edificios y viviendas civiles, queda aún más evidente la violencia y el daño perpetrado a la ciudadanía y a la ciudad, y las difíciles condiciones que tendrán que afrontar para recuperar la normalidad.
El Co-alcalde indicó que han comenzado a trabajar con el GABB (Unión de Municipios del Sudeste de Anatolia), para así afrontar la reconstrucción de cientos de viviendas. En sus declaraciones se recoge lo siguiente:
«Con el levantamiento del toque de queda, ha salido a la luz el daño perpetrado a nuestro distrito. En todos los sentidos de la palabra, esto ha sido una atrocidad. No hay edificio que no haya sido dañado. Nos hemos movilizado para reparar los edificios que han sufrido daños de menor envergadura, pero no podemos afrontar la reconstrucción de las estructuras más dañadas, ya que no disponemos de los recursos necesarios, por eso hemos pedido ayuda al GABB. Dicha organización ha demostrado la sensibilidad necesaria para colaborar con la reconstrucción. También en Diyarbakir, Mardin y otras áreas metropolitanas han sufrido daños graves en la red de suministro de agua potable y alcantarillado. Aún así, hemos estado trabajando sin descanso, y podemos decir que a partir de hoy podemos dar servicios al 70% de la población de Cizre. Todavía quedan pendientes las investigaciones necesarias para esclarecer los hechos ocurridos en los sótanos. Estamos preparando toda la documentación legal que lo atestigua, pero no podemos trabajar ni reconstruir en dichas áreas».
VEN A CIZRE
Kunur hace hincapié en la importancia de ser testigos de la devastación producida en la ciudad, y realiza un llamado a todas las ONG y personas solidarias a que acudan a ser testigos «in situ» de la barbarie cometida por el ejército y policía turcas.
Kunur denuncia el saqueo al que fueron sometidos los domicilios durante el toque de queda, y realiza un llamamiento a la solidaridad para enviar ayuda que pueda cubrir las necesidades diarias de las personas. «Han saqueado las viviendas, no quedan alimentos en las casas. Todos los electrodomésticos: frigoríficos, lavadoras, estufas, todo ha sido destruido. En esta región, las temperaturas en verano son muy elevadas, y la gente se enfrentará a verdaderas dificultades en aproximadamente un mes. 70.000 personas se han quedado sin los electrodomésticos básicos, por este motivo, sería de una gran ayuda si la gente de fuera nos pudieran enviar frigoríficos y lavadoras para nuestros hogares».
Por otro lado nos llegan informes sobre la situación en la que se encuentran varios edificios hospitalarios, que han sido tomados directamente por la policía y el ejército turco. Las dependencias sanitarias han sido ocupadas, hasta el punto de que se ha prohibido el acceso de los pacientes e incluso del personal sanitario a algunas de sus áreas. Antes de que fuera declarado el toque de queda en Cizre, el Hospital Público fue convertido en «cuartel general» y fue prohibido el servicio sanitario a los ciudadanos. Aún hoy, habiéndose retirado el toque de queda, varias dependencias del hospital continúan ocupadas. Los pacientes a menudo son examinados mientras los soldados gritan consignas del ejército. A día de hoy, muchas personas son derivadas al hospital público de Cizre, procedentes de poblaciones que todavía se encuentran bajo toque de queda, procedentes de Sirnak, e Idil, debiendo esperar largas horas de cola para ser atendidos. Muchos de ellos tienen que volver al día siguiente debido a dichas aglomeraciones.
Traducido y reeditado por Newrozeke